Emigración entre arte y literatura. Sobre laOcéano de Edmondo De Amicis ilustrado por Arnaldo Ferraguti
En una célebre carta a su hermano Giuseppe, fechada el 28 de octubre de 1891, Gaetano Previati arremetía enérgicamente contra la "imbecilidad" de la corriente verista de la ilustración, atacando a aquellos artistas "que, 'donde el escritor dice incidentalmente, por ejemplo, y, el tipo, habiendo cogido su sombrero, se fue' - hacen su buen dibujo del personaje con el sombrero en la mano medio vuelto hacia la puerta de salida". Y poco después, condenando el abuso de la fotografía "impúdicamente gabellada como arte a la ingenuidad del buen público", tomaba como ejemplo a Arnaldo Ferraguti, autor en su opinión de aquella "minchionatura d'illustrazione degli Amici di De Amicis e dell'altra mistificazione dell'Oceano".
La fecha de la carta es significativa: 1891 fue el año de la Primera Exposición Trienal de Brera, en la que el propio Arnaldo Ferraguti recibió el premio Fumagalli de "estímulo a la juventud", mientras que Previati presentó Maternidad obteniendo ningún reconocimiento. También podría tratarse de una simple controversia envenenada por la competencia por el público y el éxito, pero en realidad, detrás de esta disputa puede leerse el debate en torno a la evolución de las artes en Italia, que se estaba gestando precisamente en aquellos años, tocando también el punto decisivo del uso de la fotografía por parte de los artistas.
Así, el libro, partiendo de las polémicas artísticas de los siglos XIX y XX, analiza precisamente la novela En el océano de Edmondo De Amicis, ilustrada en 1890 por Arnaldo Ferraguti por encargo del editor Emilio Treves, que había decidido, en 1889, enviar al artista a recorrer el viaje de Génova a Buenos Aires realizado por De Amicis en 1884, para ilustrar la novela, que en el momento de su primera publicación había sido reimpresa diez veces en sólo dos semanas. Debido a este alto nivel de apreciación, el editor había decidido embellecer la publicación de 1890 con dibujos del artista más hábil de la editorial.
Ferraguti recuerda todo el asunto en el artículo En el Océano después de Edmondo De Amicisescrita con motivo de la muerte del escritor piamontés en 1908 y publicada en "Il Secolo XX". Ferraguti cuenta que, para intentar captar las figuras y situaciones de la novela, llevó consigo pinceles y lápices, pero sobre todo su cámara fotográfica, que se convierte en la protagonista de los primeros días. De hecho, tuvo que enfrentarse tanto a la resistencia de los viajeros de primera clase, reacios, "para el amor propio humano" para ser retratado, tanto que la cámara difundió "tal terror que si las ametralladoras modernas derrotasen al enemigo como yo derrotaba a los "pasajeros con clase" con mis inofensivas y modestas armas, ¡no habría más carnicerías!", así como los pensamientos mucho más sombríos de los pasajeros de tercera clase, que "Cuando aparecía el objetivo, huían cautelosamente, y varios otros me daban deliberadamente la espalda cuando se disparaba el obturador. [Un día, el comandante me dijo: "Créame, sha, siempre hay una buena docena de asesinos, ladrones o simples delincuentes que han escapado a la justicia en cada reino, y muchos otros que, habiendo tenido ya que vérselas con ellos, prefieren... tomar un poco de aire fresco. Verás que, habiendo pasado el trópico, hasta los más reacios, suponiendo que hayan llegado a la zona de impunidad, se volverán confiados. ¡El arcano explicado!".
Lo que se desprende es la voluntad del pintor naturalista de realizar una escrupulosa documentación fotográfica del natural, de la que luego se inspiraba para sus propias composiciones. Así pues, las ilustraciones encierran un valor figurativo-artístico y otro social, abordando temas muy queridos por el naturalismo italiano contemporáneo. En este sentido, Ferraguti se encuentra en excelente compañía: basta recordar ediciones famosas como la de Conflictos civiles de De Amicis ilustrado varias veces por Crotta, Melis, Vannucci, Las Cuatro Estaciones de De Marchi con dibujos de Luigi Rossi, Florencia subterránea de Jarro ilustrado por Fabio Fabbi, pero también el Canto Novo de D'Annunzio ilustrado por Michetti en 1882. Es muy significativo, como se menciona en la introducción, que el gran desarrollo de la fotografía a finales del siglo XIX se corresponda en literatura con la fortuna editorial de escritores de la corriente literaria del verismo, de Fucini a Jarro pasando por Zola, Daudet, Verga y Carolina Invernizio.
Este volumen, teniendo siempre presente que el diferente instrumento utilizado, la fotografía o el pincel, es también signo de una diferente aproximación mental a la figuración, se propone, en virtud de esta fuerte interpenetración entre fotografía, lápiz, representación fiel de la realidad e interpretación de la misma, comparar diferentes fuentes: desde fotografías documentales contemporáneas, a portadas de periódicos, pasando por obras de arte pictóricas y escultóricas, teniendo siempre claro el concepto de que se trata de niveles semánticos diferentes, que sin embargo en el caso de las publicaciones periódicas y la novela revelan numerosos puntos de tangencia.
Se entrecruzan así distintos niveles, yuxtaponiendo la historia del arte y la historia de la literatura, el análisis formal de las imágenes y su diálogo con las reproducciones fotográficas de la época, comparando materiales y fuentes inéditas, tanto iconográficas como memorialísticas (diarios de emigrantes de la época conservados en la Fundación Cresci), aportando así una nueva contribución al estudio del fenómeno masivo de la emigración italiana entre los siglos XIX y XX.
GIORGIO BACCI, Emigración entre arte y literatura. En el océano de Edmondo De Amicis ilustrado por Arnaldo FerragutiQuaderni della Fondazione Paolo Cresci per la storia dell'emigrazione italiana", Lucca, Tipografia Tommasi, 2008.